(Un padre muerto, una hija caprichosa y una detective sirvienta)
Eran las doce de la noche en el condado de Blackrose, el conde de Blackrose se encontraba en el de su mansión haciendo cuentas y arreglando su agenda; era un hombre muy trabajador, a pesar de haber nacido "con la vida solucionada" como el resto de los nobles. Parecía que Edgar de Blackrose se "buscaba el trabajo innecesariamente".De repente noto que se paraba su corazón; se había encontrado mal desde la cena pero lo ignoró, como era natural en el. Cayó al suelo dándose un fuerte golpe que resonó por los pasillos de la inmensa mansión unos segundos después entraron al despacho